Creencias Fundamentales del Budismo
En el Budismo existen, además de las principales corrientes—Theravada y Mahayana— innumerables sectas. Pero he aquí donde surge la verdadera dimensión delDhammacakka Ppavattana Sutta, el «Sermón de Benarés», porque no sólo es el primer discurso del flamante Buda, sino el fundamento ideológico de absolutamente todas las vertientes de la Doctrina: más allá de sus respectivas diferencias metodológicas, si hay un centro en el cual convergen, es en este sutra. No obstante, el hecho de diferir en otras cuestiones jamás ha dado lugar, entre los distintos grupos existentes, a las «guerras santas»; todo lo contrario, la tolerancia mutua ha sido una de las más destacadas características d& Budismo, la única creencia histórica que, en ninguna parte, ha derramado una sola gota de sangre para difundir sus principios: ellos se impusieron solos, por la fuerza de su estructura racional y por la convicción de sus devotos.
Para ratificar los puntos de intersección donde se encuentran las variadas corrientes, se celebró en enero de 1891 un encuentro de representantes de países budistas —India, Japón, Ceylán, Birmania, etc.— para testimoniar sus coincidencias. El documento allí elaborado —Creencias fundamentales del Budismo, también conocido como Los catorce puntos del Budismo— fue luego, en mayo de 1950, apoyado por otro —nacido en el seno de la «Sociedad Budista de Londres», la principal institución occidental dedicada al tema— titulado Los doce principios del Budismo, cuyos lineamientos básicos repiten el de la India, algo más resumidos. En virtud de la prioridad cronológica y de su mayor amplitud, se reproduce el primero, el que, con ligeras variantes, aparece en la obra The Buddhist Catechism, de Henry 5. Olcott, editado por The Theosophical Publishing House, Adyar, 1947
CRENCIAS
FUNDAMENTALES DEL BUDISMO
1
Debe
practicarse la misma tolerancia, la misma indulgencia, el mismo amor fraternal
hacia todos los hombres indistintamente, y una bondad inalterable hacia los
seres del reino animal.
2
El
Universo ha sido desarrollado y no creado; funciona conforme a la Ley, y no por
capricho de Dios alguno.
3
Las
verdades en que se funda el Budismo son naturales. Han sido enseñadas, según
creemos, durante eones o períodos sucesivos del mundo, por ciertos seres
inspirados, llamados Budas; la palabra Buda significa «Iluminado».
4
El
cuarto Maestro del período actual fue Sakyamuni o Gautama Buda, de regia
estirpe, que nació hace uno 2 500 años. Es un personaje histórico, y su nombre
era Siddharta Gautama.
5
Sakyamuni
enseñó que la Ignorancia produce el Deseo, que el Deseo no satisfecho es causa
de la Reencarnación, y la Reencarnación causa de Sufrimiento. Para evitar el
Sufrimiento, es necesario, pues, librarse de la Reencarnación; para librarse de
la Reencarnación, es necesario extinguir el Deseo, y para extinguir el Deseo,
es preciso destruir la Ignorancia.
6
La
Ignorancia fomenta la creencia de que la Reencarnación es una cosa necesaria.
Destruida la Ignorancia, se percibe la carencia de valor de cada una de las
Reencarnaciones consideradas como fin en sí mismas, así como la necesidad
imperiosa de adoptar un género de vida que anule la razón de ser de las
Reencarnaciones repetidas.
La
Ignorancia engendra también la idea ilusoria e ilógica de que no hay más que
una existencia para el hombre, y la otra ilusión de que a esa única vida
suceden estado inmutables de goces o tormentos.
7
La
desaparición de esta Ignorancia puede lograrse con la práctica perseverante de
un altruismo que comprenda la conducta, el desarrollo de la inteligencia, la
elevación del pensamiento y la destrucción del Deseo de los placeres
inferiores.
8
Siendo
el Deseo de vivir la causa de las Reencarnaciones, cesarán éstas cuando se haya
extinguido aquel Deseo, y el individuo perfeccionado alcanzará por la
meditación el supremo estado de paz llamado Nirvana.
9
Enseñó
Sakyamuni que puede disiparse la Ignorancia y suprimirse el Sufrimiento por
medio del conocimiento de las «Cuatro Nobles Verdades», que son:
1.Las
miserias de la existencia.
2.La causa
productora de la miseria, que es el Deseo de satisfacciones, incesantemente
renovado,
sin que se logre jamás colmarlo.
3.La
destrucción de ese Deseo, o el hecho de librarse del mismo.
4.El
medio de obtener aquella destrucción del Deseo. A los medios que indica, se les
llama
el «Noble Octuple Sendero», que consta de:
1.
Rectos puntos de vista.
2.
Rectos pensamientos.
3.
Rectas palabras.
4.
Recta conducta.
5.
Rectos medios de vida.
6.
Recto esfuerzo.
7.
Recta atención.
8.
Recta concentración.
10
La
recta concentración (o meditación) conduce al desarrollo de la facultad de
Buda, que está latente en todo hombre.
11
La
esencia del Budismo, tal como la resumió su fundador, es:
«Cesar
todo pecado.
Adquirir
la Virtud.
Purificar
el corazón. »
12
El
Universo está sometido a una causalidad natural, conocida bajo el nombre de Karma. Los méritos y
deméritos de un ser, en sus pasadas existencias, determinan su condición en la
existencia presente; cada hombre, pues, ha preparado las causas de los efectos
que actualmente experimenta.
13
Los
obstáculos para obtener un buen Karma pueden evitarse por la observancia de los preceptos
siguientes, preconizados por el Código moral del Budismo:
1. No
destruir ningún ser viviente.
2. No
apropiarse de nada que no haya sido dado.
3. No
abusar de los placeres sensuales.
4. No
mentir.
5.
Abstenerse de toda bebida embriagante o droga soporífica.
15. El
Budismo desaprueba la credulidad supersticiosa. El Buda enseñó que nadie debe
creer lo dicho por cualquier sabio, ni lo escrito en ningún libro, ni lo
afirmado por la tradición, a no ser que esté de acuerdo con su propia razón
La Ética del Budismo
El Budismo es un completo sistema de vida, por lo que no es
posible limitarse a hacer alguna de sus prácticas y pretender así progresar por
el camino espiritual. Las enseñanzas del Buda deben integrarse en la vida con
el propósito de alcanzar la liberación. De aquí que la ética deba ocupar un
lugar importante en las preocupaciones del practicante.
En la visión budista del mundo todos los seres participan de la
naturaleza de la mente iluminada y, dado que el universo no tiene ni principio
ni fin, son también eternos y se mueven en una continua transmigración en el
samsara mientras no se iluminan.
El
Karma, o ley de causa y efecto, sujeta a los seres a las consecuencias de sus
actos, sin necesidad de que ningún ente superior premie o castigue: es una
fuerza impersonal y mecánica, por lo que son los mismos seres quienes deciden
continuamente su futuro con los actos presentes y quienes sufren los resultados
de sus actos pasados. Uno de los propósitos de la meditación es el de ser
consciente en todo momento
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